Orgullosa mamá de Claudia y Pablo, compañera de viaje de Jose.

martes, 10 de mayo de 2011

Un día cualquiera ...

... es terriblemente agotador. A las 6:30 h empieza mi "jornada laboral" aunque cierto es que esta la mayoría de la veces ni siquiera durmiendo termina. La única concesión que me permito es un agradable café con leche frente al ordenador, intentando obtener novedades de mi gente, o leyendo los titulares de las noticias del día. Y a partir de ahí, comienza la carrera de fondo y de resistencia, por qué no. Ducha, despierto a los niños, desayunos, intento vestirlos adecuadamente (digo adecuadamente porque mis hijos siempre han querido imponer sus gustos y preferencias a la hora de vestir y de buena mañana ya estamos con las negociaciones). Hago las camas, porque a mí lo de meterme por el mismo agujero como que no. Compruebo en los millones de post-it de la nevera que no olvido nada (fotos de animales para el cole, instrumento musical para la guarde o comprar el regalo para el cumple de turno) aunque no siempre lo consigo.Y empezamos la ruta escolar: el peque a la guarde, y la princesa junto con mi sobrino al cole. Y consigo llegar a la oficina "sólo" con 10 minutos de retraso. Por la tarde, más de lo mismo. De nuevo ruta escolar, comprar, lavadoras, comidas, duchas, cenas, ...
Y cuando me paro a pensar en todo esto, no puedo creer cómo ha cambiado mi vida, y cómo es posible que consiga hacer todo esto, "¡con lo que yo era!".
Gracias Jose por compartir conmigo muchas de estas tareas.

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