Tengo el Libro del Bebé sin apenas anotaciones, de Claudia tengo un cuadro a carboncillo colgado en el salón mientras que de Pablo no tengo ni álbum de fotos ....
Muy diferente fue también el primer día de guardería, y pensaba ya que era una madre insensible hasta que llegó el fin de curso de mi pequeño ....
Cuando lo ví allí, en medio del patio de la guarde, con una sonrisa que me lo comía, tan guapo con su camisa blanca y pantalón vaquero, repeinado y moreno, con todos sus amiguitos, bailando la canción de los payasos que tantas veces habrían ensayado, se me pusieron los pelos de punta, y me sentí como una madre primeriza, con los mismos sentimientos y la misma emoción que sentí cuando ví a mi princesa en un festival de fin de curso. Me dí cuenta de que lo que realmente importa no son los datos, ni las fotos, sino los sentimientos, y esos estoy segura, de que no cambiarían ni aún siendo familia super-numerosa.
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